domingo, 12 de agosto de 2007

Amnesia Selectiva

...¿Te acuerdas?

Habían sido "entrenados para funcionar" por doquier, dondesea. Te acuerdas que nos gustaba denominarlos así y agravábamos el tono de nuestra voz cuando nos referíamos a "ellos".
Te acuerdas que nos sentábamos en esa esquina -donde siempre llegaba directa la luz del regente de turno- desde donde mirábamos transcurrir el sinsentido de las vidas de esos perfectitos, "buenos para todo" que, como entes independientes, se enorgullecían de poseer como única misión ser los mejores. Eran como engranajes desconociendo por completo, parte de qué formaban.

Ellos habían nacido libres, pero... debido a no sé qué - quizá a causa de algo de fábrica - se autoencomendaban misiones que los hicieran sentirse funcionales ... "funcionaloides" jajajj... ¿Te acuerdas?

Nosotros carecíamos de ese chip al parecer. Nuestra felicidad nunca fue similar a la de ellos, nada pesaba sobre nuestras cabezas, nunca nadie nos impuso nada y a pesar de que el hecho de haber nacido solos - cada uno era escupido por un árbol diferente- nos otorgaba una enorme libertad, a ellos los hacía verse obligados a defenderse por sí mismos mediante un deber. Quizás el hecho de no sentir la necesidad de "tener que hacer algo" fue lo que nos hizo agruparnos. Dos bichos... bien raros.

¿Te acuerdas que nos causaban gracia?
Siempre llegaban a nuestro lado, porque, paradójicamente, eran ellos los que se divertían con nosotros.
Se alegraban de vernos eructar y luego agradecerle a las nubes por la comida, se alegraban de vernos contemplar la vida, mientras hacíamos chistes de cotidianidades y comunicarnos con sonidos guturales, se divertían de escucharnos crear nuevas palabras. Éramos como una atracción de feria, de la que luego de asistir un rato, se marchaban muy agradecidos de lo bien que lo habían pasado y volvían a sus labores.

¿Te acuerdas que muy pronto esa fue nuestra tarea?
Comencé a creer que no era casualidad que estuviéramos uno al lado del otro.
Teníamos cada día un repertorio diferente para nuestras visitas. Al principio improvisábamos, pero luego divertirlos se volvió un desafío, una obsesión. A veces morían de la risa, otras veces lloraban, lágrimas nobles, producto de una convención que los hacía nuestros cómplices.
No tardamos en comenzar a sentirnos más importantes que ellos. "Éramos los que divertíamos a las personas que ya tenían un trabajo importante". ¿Qué hay superior a eso?
Así lo hicimos durante mucho tiempo, hasta que paulatinamente, mientras asistían a visitarnos fueron involucrándose unos con otros y descubrieron formas alternativas de diversión, hasta que no vinieron más. Algunas veces pasaban en grupo por nuestro lado y nos hacían un guiño repentino que en un comienzo creímos que significaba "volvemos en seguida", sin embargo al poco tiempo dejamos de interesarnos en sus saludos al darnos cuenta que no significaban más que "hola".

Al principio me decepcioné y me lo guardé secretamente durante mucho tiempo en que ni si quiera miré a mi lado para que no te dieras cuenta de lo triste que estaba. Me lo guardé por temor a que me llamaras "funciona..." y mientras más pensaba, más me corroía por dentro la sensación de ser inútil.
Esa contaminación que circulaba por mis venas era una completa novedad. Ni tú ni yo habíamos desaparecido, pero ese cochino "deber ser" había robado la esencia de lo que fuimos mientras que permanecíamos allí, inmóviles, sin darnos cuenta que la sóla amargura de "no tener qué hacer" nos tenía paralizados, cada uno por su lado dejando pasar la vida.

Me volteé para ofrecerte una competencia a pies descalzos y contarte en el camino que estaba orgullosa de sentir el pasto húmedo entre mis dedos... Pero ya estabas aquí.
Me costó dar con tu paradero, la verdad es que no soy una persona muy sociable y ... no hablo con extraños, pero ¡Hice un esfuerzo y ya ves! ...
Así fue como conseguí que un par de desconocidos me dieran algunas pistas de tu rastro...

¿Te acuerdas ahora?

Me contaron que un día, en el intertanto, comenzaste a caminar derecho y diste con este lugar.
Me gusta lo que haces... ¿ sabes?
Mientras te veo cortar pasto y hacerlo bolitas hasta que sean cubitos, pienso que debe ser muy entretenido , ¿no?... ¿Me dejas probar?
La vedad es que sí, ¡es entretenido! ...
Y luego de hacerlos cubitos, ¿los apilas? ¿por allá?...
¡Qué interesante!...
Quería contarte que me he estado acordando mucho de tí el último tiempo...
¡Eres muy bueno haciendo cubos de pasto!, ¡podríamos ponerles nombre... ! ¡Podrían llamarse fardos!... jajjaj. ¡Noooo qué feo!. jajaja ¡"CLERDOS"! Tienes razón, así deberían llamarse: "CLERDOS DE PASTO".
De los dos, siempre fuiste el de las mejores ideas. De eso sí te acuerdas.

¿Te molesta si te acompaño?